Morelia, Michoacán. El 2020 terminará como uno de los años más complejos para el sector empresarial en la entidad. La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) reportó que, entre la pandemia y la falta de inversión en infraestructura pública, por lo menos 20 empresas del ramo cerraron operaciones de manera definitiva este año, dejando alrededor de 2 mil 500 desempleados.
Esto también complica el pago de prestaciones de fin de año, mientras se sigue viendo complicado el 2021, pero confía el sector en que la vacuna traiga estabilidad.
Así lo dio a conocer el presidente de la CMIC Michoacán, Jesús Antonio Mazier Contreras, quien reiteró que 2020 fue sumamente complicado por la contingencia sanitaria, debido a que “esta emergencia ha pegado bastante en la economía de las empresas, les ha bajado el trabajo en lo general, incluso algunas que no han podido soportado la crisis han tomado la decisión de entrar en paro técnico, que no es más que cerrar sus puertas de manera definitiva”.
Señaló que una vez que una empresa de la construcción entra en paro técnico difícilmente se repone y vuelve a abrir sus puertas, menos en condiciones como las actuales, donde también se ha registrado una baja en la demanda de servicios de estas empresas. De acuerdo a una estimación de la cámara, con el cierre de estas 20 unidades económicas, son alrededor de 2 mil 500 personas las que se quedaron sin trabajo durante el año.
Sin embargo, aclaró que no son los únicos que se han quedado sin empleo este 2020, y es que algunas constructoras, para poder sostenerse, han descansado personal. La lógica que muchos negocios siguen es mantener a los de mayor antigüedad y a los de confianza; por lo que normalmente, son jóvenes las que se quedan sin empleo, mientras otros son ‘mandadas a la banca’, en espera de que la situación mejore.
Respecto a cómo está la situación para el pago del aguinaldo y bonos de productividad entre las empresas agremiadas, Antonio Mazier señaló que se está trabajando en ello y aún están a tiempo de pagar las prestaciones, aunque reconoció que “será complicado, debido a que las empresas tienen que anticipar que tienen que pagar los impuestos, recaudación fiscal que no se perdona”.
Es precisamente esta carga fiscal la que puso también en la lona a las constructoras que cerraron y por lo que no podrán volver a abrir, pues de reanudar operaciones tendrían que pagar una avalancha de adeudos en tributos.