Enrique Luna Guido, un recuerdo

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Claroscuro

Por: Carlos Casillas

Lázaro Cárdenas, Mich., diciembre 1 de 2019., Las condiciones políticas para que el apanas fallecido este sábado, Enrique Luna Guido, fuera candidato a la presidencia municipal, no eran las más favorables, aunque las condiciones político electorales estaban todas alineadas a su favor. Se sabe que, en aquel año de 1992, cuando habría de definirse la candidatura del PRI a la alcaldía, Cuauhtémoc Cárdenas buscó influir en el animo del gobernador Ausencio Chávez para que no fuera designado el galeno. Ese fue el primer escollo que tuvo que salvar para ser alcalde; el de su propio partido. El contrincante político del entonces naciente PRD, era Desiderio Camacho Garibo. Por vez primera dos nativos (proveniente de familias distanciadas) de este municipio habrían de competir por el mayor cargo en el municipio. Fue evidente que el doctor Enrique Luna, hombre reconocido por su esplendidez, bonhomía, trato afable y vocación de servicio, tuvo el voto mayoritario en esa elección de diciembre del 92, el de los nativos de este municipio que lo acompañaron en todos los actos de campaña y en el triunfo electoral, e incluso hasta el enfrentamiento físico cuando huestes perredistas encabezadas por Desiderio Camacho, buscaron impedir que se le entregara el acta de mayoría. Enrique Luna quien tomo posesión el primero de enero de 1993, no pudo, sin embargo, gobernador desde palacio municipal porque éste fue tomado por los perredistas que comenzaron así uno d ellos ataques a la democracia mas cruentos de que se tenga memoria. Enrique Luna Guido tuvo que habilitar oficinas en la unidad deportiva que era asediada por Desiderio Camacho y sus seguidores y donde mas de una vez se dieron encontronazos durante el reclamo de un triunfo electoral inexistente, pero que provocó la ingobernabilidad en este municipio, hasta que en mayo de 1993, el congreso del estado aceptó la renuncia de Luna Guido y nombró en cambio a Ramón Aguilar Gerónimo, quien había sido fuerte aspirante para ese cargo y fue impulsado, como interino, por la amistad que cultivó con Ausencio Chávez, quien también fue gobernador Interino tras la muerte de Eduardo Villaseñor, y “Chon” Orihuela. A Desiderio Camacho le correspondió hacer “la chamba negra”, “el trabajo sucio”.

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