Por: Carlos Casillas Bedolla
La única razón válida para que la presidente municipal, Itzé Camacho no haya asistido al acto de rendición de cuentas de la diputada local Julieta García Zepeda, es que no la hayan invitado, pero no fue así. Aun cuando, nos cuentan, no hubo confirmación de su asistencia, ni de ningún otro representante del gobierno local, hubo, incluso, una silla apartada con su nombre rotulado que no fue ocupada. Es evidente que la alcaldesa declino asistir a un evento institucional, donde además –quizá por eso también- asistiría el secretario de gobierno, Carlos Torres Piña, y a quien la alcaldesa percibe, junto con la diputada, como enemigos, rivales, contrarios, opuestos o adversos a sus intereses políticos y a los de su delfín, su corcholata preferida, el síndico Manuel Esquivel. Itzé Camacho representa una institución, Julieta García Zepeda y Carlos Torres Piña, otras, por lo que más allá de una relación de amistad, que es evidente no existe, debería existir, que tampoco la hay, una relación institucional. La alcaldesa ha de considerar y más aún tras el triunfo de la corcholata mayor a la que acudió a apoyar y ella misma a promoverse, que no necesita tales relaciones pues su candidatura y la del síndico, consideran, van sobre rieles, pero no hace más que exhibir el talente con el que gobierna y busca seguir gobernando. De equipo de Julieta García, nos dicen, si se giró invitación al evento institucional; del equipo de Itzé Camacho, nos confirman, que nunca estuvo agendado. Para que amarre, los regidores oficialistas afines a la alcaldesa, los de Morena y otros que en el camino cambiaron su destino político , vaya pues, tampoco acudieron al evento y con ello hicieron un vacío que ahora los exhibe.
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