Más de 500 millones de personas padecen dolor en la espalda baja por “málos hábitos”, indica la OMS
Ciudad de México. Se estima que el 80% de la población mundial puede llegar a presentar algún tipo de dolor de espalda a lo largo de su vida y, aunque con frecuencia será una situación leve que no pasa más allá de una molestia pasajera, existen situaciones en las que el dolor no desaparece sin atención médica. Esto no solo limita el movimiento de la persona, sino que también afecta su calidad de vida.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 568 millones de personas padecen dolor lumbar en la espalda baja y es considerado como el trastorno músculoesquelético más común.
El dolor de espalda, ya sea en la región alta, media o baja, tiene múltiples orígenes, como puede ser algún accidente de choque o una caída, así como malformaciones físicas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, surge debido a una mala higiene de columna, lo que significa que tenemos malos hábitos.
Estos malos hábitos incluyen “permanecer mucho tiempo sentados, cargar objetos pesados sin el soporte adecuado o permanecer en posiciones inadecuadas para la columna”, explicó la doctora María Fernanda Hernández Ugarte, especialista en medicina de rehabilitación del Centro Médico ABC.
Normalmente, el dolor de espalda mejora en unas pocas semanas, corrigiendo la posición del cuerpo y, tal vez, el uso de analgésicos, pero en algunas ocasiones puede requerir rehabilitación, medicamentos específicos e incluso cirugía.
La recomendación es que todo dolor de espalda, que no disminuya o desaparezca en un par de días, debe ser revisado por un especialista. También debe consultarse si se detectan situaciones como aumento del dolor a una intensidad severa que no mejora con el descanso y que se extiende a una o varias extremidades; o bien, cuando se presentan síntomas neurológicos como pérdida de la fuerza, inestabilidad o falta de control de esfínteres. Todo esto son señales de que se requiere buscar atención médica de manera urgente.
“En nuestra vida diaria, uno de los males más comunes que afecta la salud en la columna es permanecer sentados durante mucho tiempo, esto sucede en el trabajo, en la escuela, en nuestro tiempo libre, en el transporte, dando como resultado que algunas personas estén sentadas 11 horas al día o incluso más”, señala la especialista.
Esta posición conlleva múltiples problemas para la salud. Si bien estar sentado no afecta directamente a la columna, sí impacta a los músculos de la espalda, ya que al permanecer en una misma posición durante largos periodos de tiempo comenzarán a doler. Por otra parte, no toda silla está diseñada para brindar una postura adecuada y, en muchos casos, tampoco hay un respaldo para dar soporte, lo que trae consecuencias negativas y puede dar también como resultado la aparición de dolor.
Aunque las lesiones repentinas en los músculos y ligamentos de la espalda se suelen presentar con mayor frecuencia entre los 45 y 65 años, es importante tener en cuenta que hasta un 70% de los estudiantes también las pueden desarrollar, incluyendo niños. “Una buena higiene de columna no solamente significa estar con la espalda recta, sino que conlleva múltiples acciones que deben realizarse”, indica la especialista.
- Recomendaciones al momento de estar en una silla:
- Ajustar el asiento para que los pies toquen el piso y que las rodillas puedan formar un ángulo de 90°.
- Ajustar los descansa brazos a una altura que permita relajar los hombros.
- Mantener la cabeza recta.
- Colocar la pantalla a la altura de los ojos para evitar flexionar el cuello.
- Distribuir el peso corporal de una manera uniforme mediante una buena postura.
- No cruzar las piernas.
Adicionalmente, es importante realizar “pausas activas” por cada 60 minutos sentados. Estas consisten en varias técnicas que, en pocos minutos, ayudan a prevenir enfermedades causadas por la postura, permiten recuperar energía y mejorar el desempeño.
- Algunas de ellas son:
- Caminar cinco minutos.
- En posición sentada, extender una pierna con los dedos del pie apuntando al techo. Mantener esta postura entre cinco a diez segundos por cada pierna y repetirlo tres veces.
- Ponerse de pie y estirar el cuello, intentando con cada oreja tocar el hombro. Mantener esta posición de cinco a diez segundos por lado y repetirlo cuatro veces.
- Nuevamente de pie, flexionar el torso y tratar de tocar los pies con las manos por diez segundos, sin llegar a estirarse de más.